El presupuesto es la brújula de las finanzas familiares. En México, donde muchos ingresos llegan por quincena y los gastos varían por temporada escolar, aguinaldo y Buen Fin, un presupuesto claro te ayuda a decidir sin culpa. Esta guía te propone una metodología de cuatro pasos para que el dinero alcance y puedas avanzar en tus metas.
Paso 1: mapea tus ingresos reales. Anota sueldos netos quincenales, comisiones promedio, vales de despensa, propinas y cualquier ingreso extra. Si son variables, usa el promedio de los últimos tres meses. La clave es registrar únicamente lo que de verdad entra a tu cuenta o cartera.
Paso 2: clasifica egresos en esenciales, variables y metas. Los esenciales cubren vivienda, comida básica, transporte, educación, salud y servicios. Los variables incluyen salidas, apps, streaming y gustos. Las metas abarcan ahorro para emergencia, vacaciones, educación de hijas e hijos y retiro. La estructura 60-30-10 funciona bien como punto de partida: 60% esenciales, 30% variables, 10% metas. Si tu realidad es distinta, ajusta y documenta por qué.
Paso 3: separa el dinero por “sobres” digitales. Abre secciones o subcuentas en tu banco o usa dos cuentas: una de gasto y otra de metas. Programa transferencias automáticas el mismo día de la quincena hacia el ahorro y los pagos fijos. Cuando automatizas, reduces el esfuerzo mental y evitas gastar por impulso. Para la despensa, fija un monto semanal y realiza una sola compra grande comparando precios entre mercados y supermercados.
Paso 4: revisa y corrige cada mes. El presupuesto es un documento vivo. Evalúa desviaciones: ¿en qué gastaste de más?, ¿qué gasto puedes renegociar o cancelar?, ¿hubo imprevistos? Ajusta los montos y registra cambios. Si surgió una deuda, crea un plan de pago con el método bola de nieve (de la más pequeña a la más grande) o avalancha (de mayor tasa a menor). En México, las tarjetas pueden cobrar CAT altos; prioriza las que superan el 50% de interés anual.
Consejos rápidos: usa una libreta o app, pero sé constante. Anticipa gastos de temporada: útiles escolares, verificación vehicular, uniformes y mantenimiento del hogar. Aprovecha descuentos sin caer en compras “por si acaso”. Si recibes aguinaldo, divide en tercios: una parte para deuda, otra para ahorro y una para gusto responsable. Integra a la familia: definan un tope de salidas y un objetivo común, como un pequeño viaje o mejora del hogar.
Errores frecuentes: confundir tarjeta con ingreso, no registrar compras pequeñas, pagar suscripciones duplicadas y dejar el ahorro “para el final”. El ahorro funciona mejor como recibo obligatorio, no como sobrante. Si hoy no puedes ahorrar el 10%, comienza con 2% y aumenta cada trimestre hasta llegar a tu meta.
Herramientas mexicanas útiles: subcuentas de algunos bancos, CETESdirecto para metas de corto plazo y simuladores de CONDUSEF para comparar créditos y seguros. Para el fondo de emergencia, busca instrumentos líquidos y de bajo riesgo para cubrir de 3 a 6 meses de gastos esenciales.
Si vives al día, empieza con un mini presupuesto semanal. Separa efectivo para transporte y comida, y deja la tarjeta en casa para evitar compras impulsivas. Programa recordatorios de pagos para evitar recargos y comisiones. Si usas efectivo, respalda con fotos de tickets para mantener control.
Un buen presupuesto no es rígido, es claro. Te muestra el camino y da libertad para decidir. Cuando tus metas están en la agenda y el ahorro es automático, cada quincena se vuelve más ligera. Empieza hoy con una hoja simple y revisa en 30 días. Lo importante es avanzar, no hacerlo perfecto.